Ubicado en Bosa, este proyecto fue un concurso público en el que se pretendía unir dos programas; un centro educativo desde guarderías hasta completar bachillerato, y el primer "Centro de la Bici" en el país. Un centro dedicado al desarrollo técnico profesional en el sector de las bicicletas. 

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Siendo así, el proyecto tiene una gran influencia en el sector y se convertiría en un punto de encuentro muy importante al sur occidente de Bogotá. De esa manera, es necesario pensar el proyecto a dos escalas; la urbana y la arquitectónica.

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Lo urbano:

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Actualmente, el espacio público del lote responde a la estructura ecológica principal (EEP) como una barrera que impide la conexión de la geografía con la dinámica de la ciudad; Es por eso que esperamos crear una interacción entre la escala metropolitana del río Tunjuelo y la escala de vecindario de la ciudad de Bosa. El método se divide en tres premisas: la primera, es ingresar al paisaje y abrir la infraestructura. El segundo, busca generar una red de micro-movilidad que fomente el uso de rutas alternativas para bicicletas y peatones. El tercero, simular un eje de conexión entre los barrios circundantes y el proyecto.

El volumen de la escuela se propone como una fachada cerrada hacia la Avenida Bosa para proteger el edificio de la contaminación auditiva y ambiental que está puede tener. Entonces el edificio se desarrolla alrededor de un claustro, un centro abierto, que logra concentrar los servicios ofrecidos a la comunidad frente a frente con el barrio.

Finalmente, el centro de la bicicleta está frente al río Tunjuelo con la intención de apoyar el enfoque de la ciudad para reactivar el EPP. Con esto garantizamos rutas placenteras, y aislamos a los ciclistas de agentes contaminantes en grandes avenidas como es el caso de la Av. Bosa.

 

Lo arquitectónico:

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El proyecto celebra el entorno, siempre invitando a los habitantes del barrio a su interior, generando así diferentes circuitos y relaciones (espaciales y humanas) que lo convierten en un icono dentro de la ciudad. Tomando como punto de partida el claustro, un arquetipo que desde tiempos antiguos ha sido un espacio de inspiración tanto para reuniones como para intercambios sociales, el edificio se desarrolla con una estructura modulada y pragmática. El edificio también aprovecha la topografía del terreno para no establecer límites y eliminar la necesidad de controles aproximados para las personas en el sector, logrando a la vez reducir los costos y reducir su impacto.

El proyecto busca diluir los límites a su interior, a través de una galería que rodea el claustro. Finalmente, una rampa sinuosa revela el centro de la bicicleta que se encuentra elevado para generar un espacio publico que no se encontraba previsto en las bases.